“El ángel que une su voz a la proclamación del tercer mensaje alumbrará toda la Tierra con su gloria. Aquí se predice una obra de extensión universal y de poder extraordinario. […] Esta obra será semejante a la que se realizó en el Día de Pentecostés. Así como la ‘lluvia temprana’ fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la ‘lluvia tardía’ será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha”.