Miles y miles de personas saben poco acerca del cuerpo maravilloso que Dios les ha dado o acerca del cuidado que debe recibir; y ellos consideran de mayor importancia estudiar materias de mucho menor consecuencia. Los pastores tienen una obra que hacer aquí. Cuando ellos asuman una posición correcta sobre este asunto, mucho se podrá ganar. En su propia vida y en sus hogares deben obedecer las leyes de la vida, practicar los rectos principios y vivir en forma saludable. Entonces podrán hablar correctamente sobre este asunto, conduciendo a la gente constantemente a nuevas alturas en la obra de reforma. Viviendo en la luz ellos mismos, pueden dar un mensaje de gran valor a los que necesiten precisamente ese testimonio.