La luz que el Señor ha dado sobre este terna en su Palabra es clara, y los hombres serán probados de muchas maneras para ver si le prestarán oído. Cada iglesia, cada familia, necesita ser instruida con respecto a la temperancia cristiana. Todos deben saber cómo comer y beber como para preservar la salud. Estamos en medio de las escenas finales de la historia de este mundo; y debe haber acción armoniosa en las filas de los observadores del sábado. Los que se apartan de la gran obra de instruir al pueblo sobre este asunto, no están siguiendo en los pasos del gran Médico. “Si alguno quiere venir en pos de mí—dijo Cristo—, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.