El hogar hermoseado por el amor, la simpatía y la ternura es un lugar que los ángeles visitan con agrado, y donde se glorifica a Dios. La influencia de un hogar cristiano cuidadosamente custodiado en los años de la infancia y la juventud, es la salvaguardia más segura contra las corrupciones del mundo. En la atmósfera de un hogar tal, los niños aprenderán a amar a sus padres terrenales y a su Padre celestial. La santidad para con Dios debe compenetrar el hogar. Los padres y los hijos deben educarse para cooperar con Dios. Deben poner sus hábitos y sus prácticas en armonía con los planes de Dios.